Mis Recuerdos Tony Zuñiga


Las canciones interpretadas por Tony Zúñiga, cantante y compositor toludeño, que suenan todo el año, pero en diciembre adquieren una significación especial para quienes evocamos a ese excepcional artista, porque este mes del año, marcó su camino como compositor. Un primero de diciembre tuvo aquel encuentro en la playa de su pueblo natal con la vendedora de pescado, a quien la brisa traviesa levanto la falda y al dejar al descubierto las piernas de aquella fémina, surgió la musa que inspiró su primera composición, Brisas de diciembre, la cual se convertiría en el canto jubiloso que anuncia al mes más esperado del año, grabado con arreglos de Rufo Garrido, quien también le brindó el marco musical de su orquesta. 

Igualmente, contó con Rufo para otra de sus creaciones decembrinas, el inolvidable tema, Noche de navidad, donde resalta que, “La fiesta más linda de todito el mundo entero, la tiene diciembre para fecha 24…”. Y para redondear la despedida de ese mes y darle paso al otro año, su creación La misma vaina; esta vez con los arreglos y con el marco musical de Pedro Laza y su orquesta, donde describe las angustias de tanta gente pobre que, luego de luchar todo el año, termina diciendo: “tanto trabajá y no tengo ná”. 

En una emisora de Barranquilla que, luego de hacer sonar un tema musical, lo identifican con el nombre de la canción, del vocalista y de la orquesta; algunas veces invierten el orden así, por ejemplo: Víctor Piñeros, con el marco musical de los melódicos, interpretó: Puente Pumarejo. O, la orquesta de Pedro Laza con la vocalización de Daniel Santos nos deleitaron con El vapor Anarramón. En esa emisora he observado que, cuando suena un tema interpretado por Tony Zúñiga dicen, por ejemplo: la orquesta de Rufo Garrido interpretó Brisas de diciembre; la orquesta de Nuncina Machado nos dejó escuchar El conejo Cotilino; los Corraleros de Majagual interpretaron Suéltala pá que se defienda, sin mencionar el nombre de este artista, como si estuviera proscrito. 

Recuerdo que cuando esta figura de la música tropical muere, septiembre del 2004, un comentarista de esa emisora al registrar la noticia, decía que recordaba con entusiasmo la forma jacarandosa con que interpretaba sus canciones y cómo hacia vibrar a la audiencia, pero que ese entusiasmo se opacó cuando le escuchó decir, en una de esas apoteósicas presentaciones: “Aquí está la voz del demonio” 

No hay que hilar muy fino para entender que un personaje tan dicharachero y enamoradizo, se refería a alguien en particular. A una dama a quien él hubiera llamado “ángel” o “diosa”, y ella le hubiera respondido que él era el mismísimo demonio; y la mejor forma de llamar la atención de esa dama, era identificándose con el calificativo que ella le había endilgado. Además, entendía que hacer las cosas con maestría y entusiasmo, era hacerlas en forma endiablada o endemoniada. Así, por ejemplo: interpretando el melodioso tema de Julio Ojito, El chivo negro, para exaltar la gran labor del bajista exclama: “Justo Velázquez con su bajo endiablao” 

Tenía muchas expresiones y dichos. El más conocido fue: “coma callao”, que repetía constantemente. Otro de los refranes que le escuché en más de una oportunidad, no recuerdo si en alguna de sus grabaciones, o sobre el escenario, o en alguna parranda fue: “Yo soy el tití jabao de la pinta menudita, lo que me hace el preferido de las mujeres bonitas”. 

Siendo yo muy niño, algunos bailes en Tolú eran amenizados por “El sexteto”, no recuerdo que ese grupo tuviera algún nombre especifico que los diferenciara de otros con ese formato, sólo que era el conjunto del “Chino Posso”, como era conocido José Zúñiga Posso, padre de Manuel Esteban --quien posteriormente fuera conocido como Tony Zúñiga, pero en ese momento lo conocían con el mismo apelativo de su padre, Chino Posso--. Hoy, con la influencia de los anglicismos en nuestro idioma, le hubieran agregado el Junior, para diferenciarlo del padre. 

Ya en ese momento, cuando Manuel Esteban era un muchacho, se destacaba como vocalista y se convierte en cantante profesional, cuando apenas frisaba los 17 años, con la orquesta de Los Hermanos Marimón de Barranquilla, según nos cuenta Luz Marina Esper, en la página cultural del Diario la Libertad, del 30 de diciembre del 2016; donde agrega, que su carrera se vio interrumpida por la necesidad de prestar el servicio militar. Una vez superado ese bache, se vincula en Cartagena a la orquesta Ecos, de los hermanos De La Barrera, donde hace sus primeras grabaciones: La perrita ingrata y El viejito de cien. 

Al reflexionar sobre este artista, y para poner en claro algunos datos de su vida, acudo a su hijo Pepsi, nombre que suponía era de combate en sus actividades beisboleras en el equipo “La Estanzuela de Tolú”, del que fue jugador. Pero empieza por aclararme, que ese era su nombre de pila; su papá lo bautizó así luego de haber compartido escenario y establecido una gran amistad en Cartagena con un saxofonista francés con ese nombre. “Eso es una muestra de las excentricidades de Tony”, agrega Pepsi, respecto a ese personaje que con el tiempo llegó a ser, más que padre, su gran amigo. 

Así era este artista, cuyas canciones siguen vigentes luego de dieciséis años de haber desaparecido y suenan, no tanto como en los años sesenta o setenta del siglo pasado, pero a partir del primero de diciembre cuando su voz melodiosa nos anuncia que: “diciembre llegó con su ventolera”, lo echamos de menos. 

La ñapa. 

Una evocación de Celia, al abril una alcoba de su ya envejecida casa. Narración de Héctor Rojas Herazo en Celia se pudre. 

“El retrato de Néstor a los veintisiete años. Un ángel con mostachos, entre un cuello de tiza y un saco de paño. Y el espejo del escaparate. Allí seguía siendo la novia. Se asomaba y veía salir una niña con un vestido color de luna. Duraba horas, ¡qué pasadera de tiempo!, años tal vez, atravesando la linfa, entre dos cortes de sombra. Pensativa, con todos sus hijos futuros en aquel vientre liso, mirándola (mirándose desde ellos) arrastrando su cola llena de encajes. Se miraba pasar y sentía la música y el fragor de sus años. Oía la luz, otra vez original y dulce, revelándole el mundo, susurrando en aquellas cintas flotantes.”

Comentarios

  1. Que épocas hermosas. Recordar es volver a vivir 👍👍

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  2. Hermosos recuerdos de aquellos y aquellas que partieron, dejando su legado para deleite nuestro.

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  3. Tony Zuñiga, un icono de Tolú al que le debemos más tributos por ser un eje de la cultura Caribe

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