Homenaje a Héctor Rojas Herazo. Segunda parte.

                                            

Lo primero es expresar mi inmenso agradecimiento a las voces de aliento para seguir adelante con la campaña iniciada para rendir  el homenaje planteado, y por las sugerencias para mejorar la presentación de este blogs, observaciones han sido tenidas en cuenta. De eso se trata, de un aprendizaje colectivo, aprendiendo de nuestros yerros.   

La pregunta que más se ha repetido, es: ¿Cual fue la mayor dificultad que encontré en la lectura de Celia se pudre, que me impulsó a penetrar en ese mundo rojashereaciano  de que habla  Jorge Gracia Usta, en el prologo de esta novela, que estuvo a su cargo?

Puedo responder diciendo, que la cantidad de personajes y situaciones que iban apareciendo, y que  en mi ignorancia, no lograba  relacionar entre sí. Es cuando acudo a los exégetas de la obra del autor estudiado. Encontrando en los Cuadernos de literatura de la Universidad Javeriana, del segundo semestre del  2002,  una especie de homenaje póstumo de esa universidad al escritor toludeño, que como se recordará murió en abril de ese año, por lo que le dedicaron la edición, donde aparece una serie de ensayos de mucha enjundia y profundidad.

Allí Olga Arbeláez publica, La narrativa de Héctor Rojas Herazo: Una estética de lo grotesco. Donde  ésta profesora del departamento de lenguas Modernas y clásicas de la Universidad de San Luis, Missouri, U.S.A. destaca que sus novelas no narran una historia, como es la tendencia de la novela tradicional. 

Inserta muchas historias, describiendo momentos  fugases de la vida de sus personajes, que aparecen, dicen o hacen lo que tienen que decir o hacer y desaparecen, sin tener relación aparente con los otros personajes. Lo esencial, no es el relato en sí, sino el carácter dialógico. Aspecto que se logra,  al relacionar éstos múltiples personajes para crear una polifonía. Polifonía, que está mediatizada por la voz del narrador, que penetra en la vida íntima de sus personajes. 

Reconoce la ensayista, que el narrador logra captar en pocas palabras o imágenes, el dolor de toda una vida, ya sea a través de los diálogos, o del monologo interior de esos personajes. 

En concordancia con la afirmación de la profesora Peláez, José Luis Garcés González, escritor y catedrático de la Universidad de Córdoba. Coordinador de El Túnel, grupo cultural de Montería, quien publica un artículo sobre En noviembre llega el arzobispo, a raíz de los 50 años de su aparición, en El Espectador.05.11.2017. Donde dice:   “El libro está estructurado en segmentos, y es la ilación de estos segmentos lo que constituye el gran fresco novelístico”.  

Agrega, que para comprender sus novelas, no basta la unión mecánica de esos fragmentos o historias, “(…) es la unión mental; es el fuego del intelecto el que conforma la  carnadura del libro” 

¡Bingo!. Eso es nuevo para mí. Eso se aplica también para Celia se pudre, y la confusión que me había aquejado, empezaba a desaparecer. Sensación que quiero compartir con quienes como yo, hayan flaqueado, en el intento de comprender el contenido de la prosa del escritor que nos ocupa. 

Surge entonces una nueva pregunta ¿Cómo es que esto me sucedió solo con Celia se pudre, si queda claro que  la  novela anterior, también está estructurada de la misma manera?

Me toca responder Así: En los segmentos o historias de la  novela, comentada por el profesor Garcés, aparecen personajes, que como decía en la entrega anterior, podía identificar. Pero en la tercera novela, no me fue fácil hacerlo, y no encontraba salida. 

Pero la lectura del ensayo de Fans Mauricio Castro Barahona,  Mito de la infancia en Celia se pudre, en el Cuaderno citado, me despejó el panorama, porque hablando del autor homenajeado dice: “Practica la religión del arte, sumada a la autobiografía expresada a través de personajes dobles (…)” que encarnan el compromiso ético a través de espacios-tiempos del llamado y el encuentro.

Claro, Celia se pudre, es su autobiografía. Por eso  García Usta, en el prologo de ésta novela, señala que es: “Autoconfesión cifrada, pero también vasto proceso de reflexión sobre una nación casi inexplicada y tan exigente en su comprensión como la propia estructura novelística que el autor propone como metáfora de la locura y también de la grandeza nacional”. 

La Ñapa.

Este apéndice que había prometido, también se inicia con el agradecimiento a dos de las personas que tuvieron acceso al primer blogs.

La primera me hace saber, que términos como ñapa, y otros por el estilo; makokóa, chócoro, ñoña, truñuño, cocotazo, agüita…tienen gran importancia en el libro de Juan Gossain, Las palabras más bellas y otros relatos sobre el lenguaje. Lástima que no me lo envió. Tendré que conseguirlo por mis propios medios .

La segunda, me hizo llegar un link, que es un enlace para que escuchara por la emisora cultural de la Universidad Pontificia Bolivariana, La otra historia, en cuyo capitulo 28 dedicado a la  Literatura,  el profesor José Guillermo Ánjel, hace una disertación sobre el abandono de las periferias, en el cual le dedica un espacio a Héctor Rojas Herazo y su trilogía de novelas.

Para quienes creyeron que mi ignorancia en las nuevas tecnologías era un chiste, va esta anécdota. Para corregir un borrador, necesito imprimirlo; porque en el papel veo detalles que en la pantalla no puedo. Terminado el primer blogs, lo pasé a una memoria USB para imprimirlo y corregirlo. Cosa que finiquité. Las correcciones las hice  en el papel y las pasé a la memoria USB. En mi ignorancia pensé que allí quedaban gravadas, y no tenía que hacer ningún procedimiento adicional, por lo procedí a guardarlas en el disco duro del computador. 

Al revisar el archivo del computador, encontré todo correcto. Saqué la USB y la lleve donde el hijo que estaba haciendo el procedimiento, diciéndole que todo estaba correcto, que procediera a subir el contenido. 

Vino la sorpresa. La  USB, tenía el material sin corregir y así, se publicó con unos  errores y muchos horrores…Las vainas de la tecnología; pero allí vamos, en 15 o 20 años seré un experto.